La primera civilización de Europa
La primera civilización de Europa estuvo enterrada durante cientos de años. El espíritu moderno se asombró al constatar que lo que antaño había descrito Homero no fue, en absoluto, producto de su imaginación sino, posiblemente, producto de vivencias personales.
La antigua región de Sumer, situada en el sur de Mesopotamia –actual Iraq-, fue la primera civilización del mundo. Para afirmar esto nos basamos en el libro icónico de Samuel Noah Kramer, titulado La historia empieza en Sumer. Empezó allí justamente porque fue en esta región donde se encontró la primera forma de escritura, dando paso al nacimiento de la historia.
Civilización minoica
Ahora bien, si Sumer fue la primera civilización del mundo ¿cuál fue la segunda? ¿Cuál la tercera? ¿Cuál la cuarta? Difícil tarea, si tenemos en cuenta la multiplicidad de civilizaciones que fueron surgiendo. Es posible que distintas civilizaciones hayan nacido en tiempos cercanos, una tras otra. Sin embargo, gracias a investigaciones arqueológicas, y al afán del ser humano por clasificar y categorizar todo cuanto puede, poseemos algunos «atisbos» para poder hablar sobre el comienzo de la historia en diversas partes del globo terráqueo. Enfatizamos lo de la historia porque no es posible hablar de civilizaciones prehistóricas.
La civilización que surgió en el sur de Mesopotamia aproximadamente en el IV milenio A.E.C., fue una civilización nacida en lo que actualmente denominados Oriente Medio. Por ende, si Sumer está considerada como la primera civilización del mundo, podemos decir -aplicando el reduccionismo- que fue también la primera civilización de Oriente Medio. Por lo tanto ¿Cuál fue la primera civilización de Europa?
Para responder a esta pregunta debemos recurrir a una persona importantísima llamada Arthur Evans (1851-1941), arqueólogo británico. Se cuenta que Arthur una vez, hurgando en un anticuario en Atenas, hallo unas figuras extrañas llenas de jeroglíficos que nadie había logrado descifrar. Por medio de conjeturas y lecturas supuso que podían proceder de Creta. Así, trasládose a Creta, contrató una cuadrilla de excavadores, y después de dos meses se encontró con los restos del antiguo Palacio de Cnosos, construido alrededor del 2000 A.E.C.
Arthur confirmó lo que poetas e historiadores de la antigüedad habían dicho, a saber, que la primera civilización griega había nacido, no en Micenas, sino en la isla de Creta, y que allí, nada más y nada menos, había florecido la gran civilización que tantas veces mencionó Homero. Lo que los historiadores modernos habían rechazado, considerando como pura fantasía, Arthur Evans lo había descubierto.
Arthur Evans
De esta manera, atraídos por los descubrimientos de Evans, arqueólogos de todo el mundo –entre ellos los italianos Paribeni y Savignoni- acudieron a los lugares, iniciando otras excavaciones. Fruto de ello, de las entrañas de la tierra, salieron los monumentos y documentos de aquella civilización cretense que, por el nombre del rey Minos, fue llamada minoica.
Actualmente los estudiosos del tema vacilan acerca de su origen, pues unos consideran que vino de Asia y otros de Egipto. Lo que se sabe es que los escritores de la antigua Grecia aludían a ellos como pelasgos, para identificar a los habitantes de Grecia hablantes de lenguas ajenas al griego.
Arthur Evans le dio el nombre de escritura Lineal A, al tipo de signos que utilizaban los cretenses. Tal escritura, por lo demás, no ha podido ser descifrada. De todos modos, la civilización minoica, sea cual sea su origen, fue con certeza la primera civilización de Europa que logró desenvolverse.